Friday, August 17, 2012


Las raíces históricas del reclutamiento de niños en la guerra  colombiana.


Existen muchas puertas de entrada para el estudio, el análisis y el entendimiento de la sociedad colombiana. Si pensamos en términos históricos y llevamos en consideración que: a) por casi 300 años en estas tierras imperó la esclavitud como sistema de trabajo forzado fundado en la violencia y el terror; b) que la economía de las primeras cinco décadas de la republica colombiana se fundamento en el trabajo esclavo (1810-1851); c) que los esclavizados fueron la propiedad más valiosa que tenía las casta de los señores; d) que hombres y mujeres negros, libres y esclavizados, contribuyeron de forma significativa a la configuración de la cultura y la riqueza nacional, por las funciones realizadas como soldados, guías, canoeros, agricultores, mineros, o como esclavos domésticos donde se destaca la participación de las mujeres bien sea como objetos sexuales y vientres reproductivos, como compañeras, cocineras, lavanderas o  niñeras y amamantadoras de los hijos de los señores; f) que las milicias y batallones de pardos y mulatos jugaron un papel significativo en la lucha por la independencia (combatieron tanto en ejercito republicano como en el ejercito realista) y, conteniendo las ondas de protesta y reivindicaciones de los esclavos. 

Sin lugar, a dudas podemos racionalmente concluir que el periodo colonial y dentro de él la institución de la esclavitud constituyen una puerta de entrada privilegiada para entender la actualidad de la sociedad colombiana. Para ilustrar podemos citar el actual debate y la ya histórica divulgación en los medios de comunicación del reclutamiento de niños para el conflicto armado nacional.  Reclutar niños en Colombia para integrarlos en calidad de carne de cañón a las guerras es una costumbre que hace parte de la cultura nacional que tiene su génesis en el periodo Independencia y la esclavitud. Los hechos:

El presidente General Simón Bolívar impartió la orden de que fueran reclutados tres mil esclavos jóvenes y robustos de las provincias de Antioquía y Chocó, así como dos mil de Popayán para fortalecer el ejercito republicano. Esta orden fue cuestionada por el vicepresidente  General Santander, que estaba vinculado a los intereses del gran capital, en razón de la magnitud de mano de obra trabajadora  esclavizada que era retirada de la producción agrícola y minera para ser destinada a la guerra. [1]

En carta dirigida al general Santander desde San Cristóbal el 18 de Abril de 1820 afirma el presidente Simón Bolívar: ¨

Las razones militares y políticas que he tenido para ordenar la leva (reclutamiento) de esclavos son obvias. Necesitamos de hombres robustos y fuertes, acostumbrados a la inclemencia y a las fatigas; de hombres que abracen la causa y la carrera con entusiasmo; de hombres que vean identificada su causa con la causa pública y en quienes el valor de la muerte sea por menos que el de la vida¨.[2]

La reiterativa de la orden de reclutar compulsivamente esclavizados para la guerra se hizo efectiva con el decreto del General J. Lara el 5 de junio de 1820, en el mismo se ordenó que toda persona que tuviera esclavos varones entre los doce y los cincuenta años y capaces de tomar las armas, debía presentarlos ante los jueces de las jurisdicciones territoriales, los mismos quedarían libres después desde el momento de alistamiento bajo las banderas de la República. Por otro lado, el ejercito realista apoyado por sectores de hacendados y mineros criollos  fieles a la corona española hacia lo propio, prometía la libertad a los esclavizados que reclutaban en los territorios que tenia bajo su control.

Esta imagen tomada de la internet corresponde a la llamada Guerra de los Mil Días (1899-1902) en ella vemos niños superados por el tamaño de los fusiles que son obligados a cargar.

Tenemos pues casi doscientos años en que los menores de edad colombianos son reclutados de forma compulsoria para participar de las guerras al interior de la nación, primero fueron los niños esclavizados, después los pertenecientes a los sectores campesinos y populares, pues hasta la segunda mitad de la década de los 70s del siglo pasado, el ejercito nacional se nutria exclusivamente de los jóvenes de las familias menos favorecidas en Colombia. 

De nada sirve que la ONU, periodistas, militares, gobiernos de turno, miembros de organizaciones no gubernamentales y funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar se rasguen las vestiduras y eleven el grito al cielo para acabar con esta práctica. No sirve de nada  porqué esta es una práctica naturalizada, cuestionada  pero no historiada hasta hoy. Esta práctica solo puede desaparecer en la medida en que desaparezca el conflicto armado. Si queremos realmente que nuestros niños dejen de ir a la guerra, debemos manifestarnos contra la guerra, no hay otra forma de evitarlo.

Y este es solo ejemplo para ilustrar donde debemos ir a buscar toda la suerte de males que afectan a la sociedad colombiana. Una relectura de nuestra historia es la condición de posibilidad de un futuro mejor y de una sociedad más justa y respetuosa de la vida y la dignidad humana.




[1] Escalvitud en Colombia. Eduardo Posada. Imprenta Nacional, Bogotá. 1935
[2] El Libertador: Writings of Simon Bolivar. Oxford University Press. 2003

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